De máquinas de Goldberg, motivaciones y la percepción de esfuerzo

La naturaleza del hombre ha adquirido la capacidad de buscar las tareas que no requieran demasiado esfuerzo. Forma parte de nosotros. Y lo sabemos. Lo que es interesante es la forma en la que percibimos cómo de fácil o difícil será esa tarea y el grado de motivación que tendremos para hacerla dependerá en buena medida de ello.

Venimos llamando máquina de Rube Goldberg a un aparato excesivamente sofisticado que realiza una tarea muy simple de una manera indirecta y demasiado elaborada. Goldberg ideó estos dibujos como instrucciones para realizar tareas simples pero que se complicaban innecesariamente de manera extrañamente retorcida.

De máquinas de Goldberg, motivaciones y la percepción de esfuerzo

Percepción de esfuerzo y elección

Cada vez que nos enfrentamos algo completamente nuevo, ya sea un producto recién comprado, un servicio o una nueva actividad que nunca habíamos realizado antes, lo que hacemos es tratar de evaluar la cantidad de esfuerzo que va a requerir. ¿Será fácil montar? ¿Esta receta es fácil? ¿Seré capaz? Y lo mismo pasa con las pantallas. Cuanto mas compleja sea la tarea más difícil parecerá. ¿A que si?

Daniel Kahneman habla de la facilidad cognitiva en su libro Thinking, Fast & Slow y la define como algo fácil y que no requiere esfuerzo mental. Según él, algo que es fácil nos resulta familiar, confiable y bueno. No es tanto el propio proceso mental, sino más bien qué sensaciones tenemos y cómo las asociamos al proceso. Esta aparente facilidad es muy importante por su poder de influencia sobre la forma en que nos crearemos el modelo mental de las cosas y la motivación que tendremos para enfrentarnos a el proceso, que guía nuestro pensamiento en situaciones donde no tenemos idea de que está pasando y necesitamos asociar rápidamente una imagen de facilidad o dificultad.

Un día cualquiera. Michigan

Dos psicólogos de la Universidad de Michigan decidieron investigar esta idea en su laboratorio. Hyunjin Song y Norbert Schwarz querían ver si podían motivar a un grupo de estudiantes universitarios de 20 años de edad a realizar un suculento plato japonés. Así que dieron a todos los alumnos las mismas instrucciones para cocinar la receta pero antes los dividieron en dos grupos. Con dos recetas idénticas excepto en un pequeño detalle.

Una receta estaba impresas en tipo de letra Arial, diseñada para facilitar la lectura. Y, al otro grupo, la receta se dio impresa en letra mistral, igual la típica que elegirías por ser mas elegante, pero mucho más difícil de leer.

Los resultados fueron notables. Después de leer la receta estimaron cuánto tiempo les llevaba hacer el plato, si estaban capacitados para hacerla y cuánta habilidad se necesitaría. Los que habían leído la receta en la primera se sentían más capacitados para hacer el plato e incluso llegaron a hacerlo y repetirlo tiempo después. La facilidad de lectura de las instrucciones se correspondía con la facilidad que percibían al hacer la receta. Por el contrario los que lucharon y se pegaron con la segunda letra no tenían intención de dirigirse a la cocina, sólo la lectura había sido suficientemente complicada como para pensar que el plato sólo era posible hacerlo siendo profesional de la cocina. Curioso.

La transferencia de la dificultad

Lo que pasó realmente es que se había producido una transferencia entre la dificultad de la lectura de la receta sobre la receta en sí misma. Aquí es donde entra esa facilidad cognitiva y como su presencia o su ausencia puede afectar a la percepción y a la motivación en cuanto a la adopción de nuevos comportamientos.

Si queremos que las personas realicen acciones sobre nuestros productos o servicios tenemos que ser capaces de transmitir esa sencillez y nuestros usuarios tienen que percibir que ese algo nuevo va a ser fácil, por eso es importante tener en cuenta no sólo lo que contamos de él sino también cómo mostramos la información sobre él.

Con el tiempo hemos aprendido a crear todo tipo de trucos y atajos para sobrevivir día a día con el menor esfuerzo mental y físico, es bueno estar atentos a estos juicios automáticos. Y que los tengamos en cuenta para evitar que nuestros clientes lleguen a confundir algo realmente simple por algo tremendamente complicado. Después de todo, la mayoría de nosotros hemos tenido problemas al abrir una puerta porque creíamos que era más complicada de lo que realmente era.

Bonus track

Publicado mas o menos el 20 de enero de 2014 a las 12:20 am por César García Gascón, archivado en las categorías Diseño, Diseño de interacción, Experiencia de usuario, UX y etiquetado cómo , , , , . Siéntete libre de comentar un poco más abajo si quieres.

Deja una respuesta