De cuando un «beep» es algo más que un «beep»

Cuenta la leyenda que la música alta de los bares influye en nuestra forma de beber y, sobre todo, en la cantidad de bebida que somos capaces de ingerir. Lo bueno es que ya tenemos excusa para nuestras resacas. Lo malo es que no tiene el mismo efecto en nuestras interacciones sociales. Hablamos mas alto. Hay aún más ruido. Y dejamos de centrarnos en la conversación para concentrarnos en beber tragos más largos.

De cuando un

Cuando Guéguen y compañía realizaron allá por el 2004 un estudio sobre la relación entre el sonido y la cantidad de bebida consumida encontraron que los niveles de sonido más elevados conducían a las personas a beber cada vez un poco más. Pero no sólo afecta en un bar. La música de fondo que gentilmente nos ponen en centros comerciales, tiendas, restaurantes o discotecas ejerce alguna influencia en nuestras elecciones como consumidores y en nuestros comportamientos.

Puede que no lo consideremos como una influencia pero lo cierto es que numerosos estudios de psicología han demostrado que la música tiene una influencia directa en muchos de nuestros comportamientos. De hecho somos muy sensibles a los cambios sutiles que se producen en nuestro ambiente.

Música y emociones

El cine ha sabido desde que allá por el siglo pasado se iniciase el cine sonoro jugar con la música, los efectos de fondo y la percepción e influencia en los espectadores. Las películas de terror no serian lo mismo sin esa música de fondo que acompaña a las escenas mas inquietantes. Ni los videojuegos. Prueba a apagar el sonido. No es lo mismo. Esto demuestra cómo la música es capaz de influir en la percepción y en la evaluación de cada una de las escenas de una película.

Esto que parecía que a nosotros no nos podía influir es mucho más irracional de lo que pensamos y en gran medida viene impulsado por el procesamiento inconsciente que hacemos del entorno externo. Así que igual estamos más influidos por la música ambiental de lo que pensamos.

Diseñando el momento beep

Vivimos en un entorno lleno de interrupciones y lo peor es que parece que esto no tiene fin, así que diseñar una estrategia coherente para decidir cuando usar las señales acústicas, dónde y cómo hace que cada vez sea más necesario trabajar este área. Empresas como General Electric llevan ya un tiempo trabajando en esto. Diseñando al mínimo detalle cada uno de los sonidos que acompañan a cada interfaz. Pero, a menudo, está bastante olvidada en nuestras interacciones. Los interfaces que están, las que vienen y cómo se está haciendo uso del sonido igual demuestra que hay mucho trabajo por hacer.

Rodeados como estamos de alertas para cuando las cosas no se pueden hacer visibles o cuando es necesario que llamen nuestra atención pueden proporcionar la información que no estaría disponible de ninguna otra manera. Un simple «beep» sirve para decirnos que las cosas están funcionando correctamente o que igual no están funcionando como esperamos.

Ahora que las interfaces se alejan cada vez más de los botones físicos, esos de toda la vida, para pasarse a las interacciones sensibles al tacto, un simple «beep» está dejando de ser un simple sonido para pasar a ser esenciales en ciertos momentos y darnos una respuesta a lo que estamos haciendo nosotros, a lo que hace la interfaz y a lo que va a pasar. Con aparatos e interfaces cada vez más «mínimas» en su aspecto visual, el sonido se convierte en parte integral del paquete de las interacciones entre nosotros y la interfaz. Y en parte de su personalidad.

Identificar el cuando, el porqué… y el cómo

Lo que igual está faltando es identificar correctamente los lugares en el que el sonido va a actuar. Lo mejor es hacer una lista simple de todas las interacciones básicas, como el encendido, apagado, la modificación de los valores… así las funciones de notificaciones o las menos obvias de error. E identificar cual ha de notificarse y cual no.

Pero el verdadero reto es identificar el porqué. Hay numerosos principios para determinar porqué y cuándo utilizar audio en el diseño de las interacciones de los dispositivos. Ser consciente de añadir sonido a un dispositivo es el primer paso del diseño que nos anuncia que las cosas se están haciendo bien. El punto es hacerlo deliberadamente, y desde el principio, y no como una idea de último momento, es la única manera de justificar el sonido por su significado, y no como una molestia más para el usuario. La clave es asegurarse de que los sonidos encajan con lo que la gente espera, cuando la gente espera y de paso conseguir transmitir la personalidad de la marca.

Sonido: emociones y experiencias

Si una interfaz y sus sonidos están diseñados correctamente, se crea un momento especial, y nuestra obligación es ser capaces de transmitir sensaciones como la de movimiento y transición donde realmente no las hay. Transformar la mecánica de la electrónica en emociones y experiencias. Hay muchas sutilezas para el diseño de audio con el fin de crear experiencias útiles, no intrusivas. Asegurémonos de que el diseño de los sonidos tienen como objetivo mejorar la experiencia y no interferir o distraer sobre lo que el usuario está tratando de hacer.

Por cierto este post está escrito inicialmente en OmmWriter que supieron manejar los sonidos y la música de ambiente de una manera genial 😉

Bonus track

Publicado mas o menos el 8 de octubre de 2013 a las 11:38 am por César García Gascón, archivado en las categorías Diseño de interacción, Experiencia de usuario, Internet, UX y etiquetado cómo , , , . Siéntete libre de comentar un poco más abajo si quieres.

1 comentario

@Antonio

Como bien dices es fundamental acompañar las acciones con algún tipo de feedback que el usuario reconozca como confirmación de esa acción ya que perdemos el poder de «los botones de toda la vida»

gracias por tu visita

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