De velocímetros digitales, analógicos y otras historias

Venga. Reconoce que te has pasado medio verano mirándolo. Y no te has fijado demasiado en él. Te ha bastado un sólo golpe de vista para saber si vas a la velocidad correcta o no. Te hablo del velocímetro. Un instrumento del que su presentación gráfica de la información no se ha escapado de las tendencias de la moda. Pero nunca su posición.

El diseño del panel de control de un vehículo es todo un reto. Principios como el de la visibilidad, simplicidad y reducción a lo verdaderamente importante hacen que sea una herramienta para tomársela en serio y no con las prisas de otros sectores.

En la era digital

Fueron a finales de los años setenta, en plena era digital. Donde lo digital era lo moderno. Y, como no podía escapar de la industria del automóvil, se llenaron de velocímetros con dígitos destellantes, las barras indicadoras del nivel de gasolina. Un mundo lleno de luz y color. Fueron los Lincoln y los Cadillac de la época los primeros en integrar este tipo de paneles informativos en sus vehículos.

De velocímetros digitales, analógicos y otras historias

Los automóviles actuales están informatizados de tal forma que llevan cientos de sensores, capaces de medir valores cientos o miles de veces por segundo. De los cuales no tiene sentido intentar mostrar su información al conductor, nunca. Pero si parece que los diseñadores se sienten tentados a mostrar lo digitalizados que están los vehículos y se incluyen testigos digitales. Pantallas que parecen ipads, iphones y demás. Luces de estado. Botones.

Es irónico que los diseñadores hagan un esfuerzo para reducir el mantenimiento de los vehículos, la fabricación de motores más equilibrados y que dediquen tan poco tiempo a ese exceso de pantallas. Mal diseñadas. Que requieren compiten con tanta información. Que luchan con insistencia por la atención del conductor. Cuando el único momento en que el coche debería mostrarlos es cuando las cosas van mal. Mientras que todo funciona correctamente, el conductor sólo tiene un pequeño número de valores. Sólo los imprescindibles.

De velocímetros digitales, analógicos y otras historias

Por un velocímetro analógico

Reconozco que me gusta el movimiento de la aguja alrededor del indicador. Proporciona mucha más información de la que se aprecia a simple vista. La propia velocidad de la aguja indica la rapidez con que el coche está acelerando o decelerando . Tiene un sentido intuitivo de la velocidad que no tiene el indicador digital. Los digitales son mejores para aplicaciones en las que las lecturas precisas son necesarias. Por ejemplo un termómetro que necesita la precisión de la temperatura exacta.

Pero, en el caso de un velocímetro, no es necesaria una información tan precisa. ¿Voy demasiado rápido, demasiado lento, o estoy en la velocidad adecuada? Eso es todo. La información actual, la acción rápida y feedback inmediato.

Lo que necesito es ser capaz de diferenciar de una manera rápida los límites para establecer una medición y poder recibir una información sobre una tendencia al alza o a la baja.

Un rápido vistazo al velocímetro nos hace comprender si la aguja sube lenta o rápidamente. Y, por lo tanto, si estamos acelerando o decelerando bruscamente o no.

Además cada uno en su coche tiene identificadas visualmente las zonas de velocidades que te permiten adaptar la velocidad del vehículo. Con el tiempo se crean unos rangos de velocidad que, con un sólo vistazo, permiten obtener una aproximación rápida de la velocidad sin tener que leer más información del panel.

Bonus track

Publicado mas o menos el 19 de septiembre de 2012 a las 11:03 am por César García Gascón, archivado en las categorías Diseño, Diseño de interacción, Estándares, Experiencia de usuario, Usabilidad, UX y etiquetado cómo , , , , . Siéntete libre de comentar un poco más abajo si quieres.

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